El trastorno por déficit de atención con hiperactividad

El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDA, o ADHD, por sus siglas en inglés), es el modo como se conoce al grupo de conductas que puede presentarse entre un 5 y un 10% de los niños, adolescentes y hasta en adultos, que pueden tener dificultades en centrar su atención en asuntos de la escuela, el trabajo y el hogar.

Éstas personas pueden parecer más activos que el resto, y esa actividad extra se transforma en una dificultad para concentrarse y prestar atención en temas que pueden afectar su relacionamiento social, en la conducta y el aprendizaje, lo que puede hacerlos ver como personas difíciles e hiperactivas.

Los estudios se han centrado por varios años en la población infantil, pero la realidad es que también se presenta en adultos que muchas veces no han sido diagnosticados, y que probablemente han presentado este trastorno por toda su vida.

En México el tratamiento común para ese trastorno es medicamentoso en la mayoría de los diagnósticos, pero ¿eso realmente soluciona el asunto de raíz o sólo lo controla? ¿Por qué hay países como Francia, donde menos del 0.5% de los niños se diagnostican con TDA?

Al parecer, esto depende del tipo de acercamiento de las autoridades sanitarias a las soluciones posibles, siendo la rama farmacéutica la más utilizada en el continente americano -por ser considerado como un desorden biológico del desbalance químico del cerebro-, aunque por el lado europeo se trata como el resultado de una serie de situaciones psico-sociales donde el problema no se atiende como parte de su química cerebral, sino como el contexto social donde se ha desenvuelto el niño.

Como parte de los diagnósticos, en México se han determinado como patología muchos de los comportamientos propios y normales de los niños, descartándolos de una serie de parámetros considerados como “adecuados”, sin tener en cuenta variantes propias del contexto donde el niño se desarrolla, promoviendo entonces el uso y consumo de fármacos.

La diferencia entre un ambiente familiar y otro puede tener una influencia clara entre niños diagnosticados con TDA contra los que no. El establecer límites claros entre la voluntad del niño, la filosofía de la disciplina en casa, y el hacerlos sentir seguros y a salvo, puede favorecer el mejor desarrollo del niño, ya que encontrará un auto control en sus actitudes de manera temprana en sus vidas. El que se les permita crecer en un ambiente familiar donde las reglas se encuentran claramente establecidas, logrará muchas de las veces que se cree un ambiente congruente en su comportamiento social, escolar y de trabajo, sin necesidad de recurrir a tratamientos medicamentosos que enmascarará los síntomas, sin necesariamente resolver el problema de base.

Por supuesto que no se descarta en ningún momento que pueda existir realmente un desequilibrio en la química cerebral de los niños diagnosticados con TDA, pero antes de recurrir al tratamiento farmacéutico, siempre es recomendable analizar si se han propiciado las condiciones para que los niños puedan adquirir los mejores hábitos desde casa, con amor, respeto y ejemplo de con quienes habita y convive a diario.
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